Nada importa realmente... o todo importa demasiado. No importa lo que pensas, hasta que decidís decirlo, hasta que decidís hacerlo. Nunca falta una mala interpretación, un malentendido, y mientras tratas de explicarte, parece que todos se tapan los oídos porque en realidad no te quieren entender. Y así vas creciendo, así te das cuenta que no vale la pena explicarte, igualmente siempre va a estar mal. Y vas eligiendo, separando, atrapando, haciendo todo tuyo, cada parte que te gusta es ahora tuyo, hasta que te lo roban.. porque claro esta mal. Te la aguantas, no queda otra, o eso pensas. Y así vas creciendo. Y vas eligiendo, y vas perdiendo. Te das cuenta que hay algo que te molesta, te pesan más las piernas, sentís presión y ¿qué pensas?... soy yo... yo soy mi propio peso, mi propia mochila. Y así creces, elegís, perdes, superas... Pero un día te das cuenta que no estas equivocado, que en ningún lado está escrito cómo tenes que ser, queres ser, deseas ser... queres serlo. Cuando ya todos te dieron la espalda, te apuntaron con el dedo y hasta te abrazaron de pena... decidís ser como sos. No sos como fuiste, porque te hicieron creer que estaba mal... lo que fuiste también estuvo mal... ¿cuando algo va a estar bien?, ¿cuando la gente va reconocerte algo? NUNCA! Entonces decidís ser vos, tomando de nuevo todo lo tuyo, pensando lo que siempre pensaste y callaste, y ahora sos vos el que le da la espalda, no son ellos el que te la dan a vos. Y lo disfrutas... porque ¿qué importa?. Y notas, que muchos se dan vuelta, te miran y se ponen de tu lado, dan la espalda con vos al resto que se cree “correcto”. Te llaman rebelde, LOS llaman rebeldes, porque ya no estas solo. Que te llamen rebelde, si sos feliz, que te llamen como quieran. A vos no te importa. Porque nada importa realmente... o todo importa demasiado.
NaTi xxx